Nomenclatura Taxonómica- ¿Todus
mexicanus, Todus portoricensis o….? Porqué no estoy de acuerdo al cambio.
José L. Chabert Llompart
Especialista en Vida Silvestre
25 de septiembre de 2014
La taxonomía *del griego ταξις, taxis, ‘ordenamiento’, y νομος,
nomos, ‘norma’ o ‘regla’ ταξις, taxis, ‘ordenamiento’, y νομος, nomos,
‘norma’ o ‘regla’) es la ciencia que clasifica las
especies que constituyen la diversidad biológica.
La nomenclatura científica fue
planteada originalmente por el biólogo Suizo Carl von Linné (nombre que comúnmente
se latiniza a Carolus Linneus). En 1758, von Linné publicó su primera
clasificación, Systema Naturae,
la cual continuó revisando en ediciones subsiguientes. En su obra, Linneus,
además de presentar las clasificaciones de los organismos, también incluyó reglas
para el nombramiento de ellos.
El Código Internacional de Nomenclatura Zoológica (conocido por sus
siglas en inglés: ICZN) actúa como árbitro para la comunidad científica
en la generación y diseminación de información sobre el uso correcto de los
nombres científicos de los animales. ICZN
es la entidad responsable de producir los Códigos de Nomenclatura Zoológica. La
nomenclatura zoológica es un grupo de reglas para nombrar los animales y
resolver problemas en la nomenclatura.
El propósito fundamental es proporcionar la máxima universalidad y
continuidad de los nombres científicos de los animales compatibles con la
libertad de los científicos para clasificarlos según sus criterios taxonómicos.
El nombre de una especie puede basarse en un "epíteto
específico", donde se hace alusión a alguna característica o propiedad
distintiva de esa especie en particular, como por ejemplo el color, (albus, ‘blanco’; cardinalis, ‘rojo
cardenal’; viridis, ‘verde’ (ej. Antrocothorax
viridis); ‘striatus, estrías’ luteus,
‘amarillo’; purpureus, ‘púrpura’; etc.), el origen, (africanus, ‘africano’; americanus, ‘americano’;
alpinus, ‘alpino’; arabicus, ‘arábigo’; ibericus, ‘ibérico’;
etc.), hábitat (arenarius,
‘que crece en la arena’; campestris, ‘de los campos’; fluviatilis,
‘de los ríos’; un homenaje a una
personalidad de la ciencia como el reciente caso del coquí llanero, (Eleutherodayctilus juanariveroi) nombrado
en honor del fenecido catedrático y científico Juan Rivero; y personajes
de la política, o de la farándula. Recientemente
se nombró un nuevo ácaro, Litarcha
lopezae, en homenaje a la diva
puertorriqueña, Jennifer López. No es
necesario que el nombre esté en latín, sólo es necesario que esté latinizado.
Esta regla no necesariamente aparentemente no está
escrita en piedra pues conocemos animales cuya especie no está latinizada, Ardea herodias, Ardea triocolor, Lepoterus
chabert y otros. No obstante estas “excepciones” no afectan mi
planteamiento.
Como se ha mencionado, los nombres científicos por
lo general pueden derivarse de un nombre basado en nombres de personas
fallecidas (patronímicos), o nombres geográficos o topónimos que se derivan de un
lugar particular. Estos deben ser:
- un adjetivo derivado del nombre patronímico, usualmente utilizado para honrar una persona fallecida, ej. Eleutherodactylus juanariveroi, (coquí llanero);
- un nombre topónimo que da el nombre a una especie de un lugar debe terminar con un sufijo adecuado tales como- ensis or iensis. A manera de ejemplo, cubensis (Cuba); dominicensis (Dominica).
El asunto que nos ocupa es el nuevo debate sobre
el San Pedrito de Puerto Rico, Todus mexicanus. Ha sido eje de
discusión si el nombre científico de esta ave endémica debe ser cambiada a Todus
portoricensis. Sostiene la Sociedad Ornitológica de Puerto Rico
(SOPI)[1]
para el cambio de mexicanus a portoricensis, entre varias razones, las
siguientes, y citamos:
- En nuestro caso el apellido correcto es “portoricensis” y significa la nacionalidad de nuestro San Pedrito, nuestra más emblemática ave endémica.
- Es en la búsqueda de una explicación para esa gran incongruencia que comenzamos a descifrar el misterio del gentilicio en el nombre del San Pedrito. Tuvimos que remontarnos al 1838 en Francia. El francés René Primevere Lesson es la persona que le asigna el nombre de Todus mexicanus a nuestro San Pedrito. En todos los documentos que revisamos encontramos que el nombre fue establecido y publicado por René Primevere Lesson en los Ann. Sci. Nat., 2nd ser., 1838, Vol. IX. P. 167. (Wetmore, A., 1927)
- Al considerar otros documentos pudimos constatar que hubo un hecho pasado por alto en la literatura referente a la nomenclatura del San Pedrito. En la publicación, The Birds of North and Middle America: A Descriptive Catalogue, Part VI, págs. 443-449 (1914) de Robert Ridgway encontramos nuestra primera pista.En este documento, al referirse a los distintos nombres asignados a las diferentes especies de la familia Todidae encontramos que, para la especie cubana Todus multicolor, el francés René P. Lesson también cometió un error al designarlo como Todus portoricensis. Nuestra sorpresa fue mucho más grande cuando verificamos que este nombre fue adjudicado por René P. Lesson en el mismo documento (R.-P. Lesson en los Ann. Sci. Nat., 2nd ser., 1838, Vol IX. P. 167, Annales des Sciences Naturelles, Paris, 1838) donde se designó equivocadamente al San Pedrito de Puerto Rico como Todus mexicanus.
- En un informe para la Academia de las Ciencias de Nueva York, Volumen IX, págs. 453-456, (1927), Alexander Wetmore, en el capítulo referente a Puerto Rico y las Islas Vírgenes, nos ofrece una cronología detallada de los diferentes nombres asignados al San Pedrito puertorriqueño.
Alexander Wetmore (1927) al describir al Todus mexicanus (Lesson, 1838) como nombre oficial, lo acompaña con un paréntesis que indica lo siguiente: (Vera Cruz and Tampico, México=Porto Rico). Después de mencionar tres nombres adicionales, Todier, Ledru (1810), Porto Rican Tody, Danforth(1922), Todus viridis, Moritz (1836), presenta el nombre de Todus portoricensis (Lesson, 1838) acompañado por un paréntesis indicando (Porto Rico). (énfasis nuestro).Más adelante, el artículo de la SOPI, menciona y citamos:“Es muy importante dejar establecido que siempre hemos creído que la ciencia debe corregir sus errores. Hasta el presente, se había presentado como una pared impenetrable para el cambio del nombre del San Pedrito, la aplicación del Principio de Prioridad según el Código Internacional de Nomenclatura Zoológica (que obliga a que prevalezca el nombre más antiguo), pero con la evidencia encontrada no nos parece muy difícil probar que ambos nombres fueron el producto de dos errores simultáneos”.
Este hallazgo nos facilita el reclamo justo ante los foros internacionales. Para nosotros, lo fundamental está en reconocer el valor añadido que representa para Puerto Rico que al San Pedrito, que es una verdadera joya ornitológica, se le restituya su nombre científico de Todus portoricensis y se elimine de su nombre el confuso y equivocado gentilicio mexicanus. (Énfasis nuestro).La Sociedad Ornitológica de Puerto Rico, sustenta además su enfoque en lo siguiente:
-Cumple uno de los propósitos básicos de la Taxonomía en la ciencia que
es la de comunicar con corrección.
-Corrige un error único en su clase, que entre
las más de 10,000 aves del mundo, solamente exista una, reconocida como
endémica de un país, y aun así, posea en su nombre científico un gentilicio de
otro país donde no existe.
-Le hace justicia al científico René Primevere Lesson, que en sus denominaciones quiso recalcar la nacionalidad específica de estas aves utilizando gentilicios, ya que con mucha probabilidad fue inducido a error, al tomar como buena la procedencia de las aves indicada por su hermano el Dr. Adolph Lesson, médico de la Marina, al momento de asignarle el nombre y no debería ser recordado por ser la fuente de un error en la nominación de los Todidae.
-Le hace justicia al científico René Primevere Lesson, que en sus denominaciones quiso recalcar la nacionalidad específica de estas aves utilizando gentilicios, ya que con mucha probabilidad fue inducido a error, al tomar como buena la procedencia de las aves indicada por su hermano el Dr. Adolph Lesson, médico de la Marina, al momento de asignarle el nombre y no debería ser recordado por ser la fuente de un error en la nominación de los Todidae.
En fin, la SOPRI, recomienda sustituir el
nombre científico de Todus mexicanus por T.
portoricensis.
En mi breve composición no voy a entrar
en los pro y contra de los planteamientos esgrimidos tanto en el artículo de la
SOPRI como de los comentaristas. No obstante, si debo mencionar que desde mi
punto de vista personal prefiero mantener el nombre científico Todus mexicanus para nuestra especie endémica,
el San Pedrito. Las razones en gran medida las comparto con los detractores de
la recomendación para el cambio. Independientemente de los planteamientos en
contra del cambio, me resisto por razones históricas, tradición e inspiradora
de cuentos y anécdotas. Claro estas últimas razones no tienen una base
científica que lo justifique.
Ahora, en el caso de que los
propulsores del cambio logren su objetivo, sí debo mencionar, que el nombre no
debe ser Todus portoricensis,
pues si uno de sus fundamentos, como se menciona en los párrafos anteriores,
era utilizar el nombre gentilicio del lugar de origen, en todo caso el nombre
debería ser Todus puertoricensis y no
portoricensis. Cabe mencionar que el
gentilicio de Puerto Rico es puertorriqueño y no portorriqueño. El vocablo y nombre correcto de la Isla es
Puerto Rico y de ninguna manera Porto Rico, que me parece que tiene visos
coloniales. No conozco ninguna isla que se llame Porto Rico y de existir,
entonces si estaría de acuerdo que miembros de su fauna sean nombradas con el
topónimo de portoricensis.
Para afianzar mi planteamiento recurro a un
extracto del artículo de Don Juan Diez de Andino, Puertorriqueño versus
Portorriqueño[2]. En dicho artículo, Diez de Andino menciona y
cito:
“En vista de dicha tendencia, afianzada por los
usos y costumbres, la Academia Española de la Lengua adoptó, entre sus muchas
reglas, una que lee así: “Cuando la penúltima silaba de un vocablo primitivo es
“ue”, al formarse el derivado, el diptongo se convierte en “o”, etc. etc.,”
De esta regla es que parte el error en que
incurren los que usan y defienden el vocablo “portorriqueño”. La regla
gramatical es correcta. Está bien fundada y está vigente. Es la aplicación de
la regla la que conduce al error. No se puede aplicar esa regla al vocablo
Puerto Rico porque éste es un nombre propio, de carácter compuesto, y su
penúltima sílaba es “Ri”, y en ningún modo “Puer”. Esto último es lo que hacen
los defensores de erróneo vocablo; o sea, que transforman la voz “puer” en “por”, y de ahí derivan “portorriqueño”,
cuando lo cierto es que al gentilicio Puerto Rico no es aplicable la susodicha
regla.
Al buscarse el derivado de Puerto Rico, la
primera de sus sílabas tiene que mantenerse igual porque no la cubre la regla
mencionada, ya que “Puer” no es su penúltima sílaba, ni se está considerando
aisladamente el vocablo “Puerto”. Si se considerase
éste como substantivo común, entonces estaría bien aplicada la regla.
A un individuo que polula por los puertos, se
le puede llamar “porteño”. Asimismo, a otro que tiene mucha suerte en el juego,
se le califica de “sortero”. Y en ningún
modo, “puerteño” ni “suertero”, ya que la citada regla tiene aplicación en
dichas voces.
Por consiguiente, el vocablo correcto es
“puertorriqueño” y en ninguna forma “portorriqueño”.
De aceptarse como bueno mi
planteamiento, sugiero que en adelante, cuando se desee nombrar una especie
nueva con su gentilicio, debe ser puertoricensis
en vez de portoricensis, como tantas
especies a nivel mundial que fueron nombradas para distinguir su procedencia geográfica. Me parece que del punto de vista de justicia,
patriotismo, nacionalismo o como quieran sostener el planteamiento de cambiar
el nombre científico del San Pedrito, es más laudable comenzar a cambiar los
nombres de todas las especies cuyo nombre topónimo sea portoricensis. Recomendaría que enfilaran sus cañones para
rectificar el barbarismo de nombrar las especies de Puerto Rico a base su
gentilicio y no como ha se han nombrado
tradicionalmente, portoricensis. En
este grupo se encuentran el reciente cambio de la calandria de Spindlis zena a S. portoricensis y tantas otras tales como el coquí de Puerto Rico,
Eleutherodactylus portoricensis; Loxigilla portoricensis, etc.
Estoy consciente de que los cambios
que sugiero no tendrán eco en las autoridades que definen y catalogan el nombre
correcto de las especies. No obstante,
si nuestra sugerencia tiene fundamento y es correcta, entonces conmino a
los amigos que promueven el cambio del nombre científico del San Pedrito a que
apoyen mi sugerencia para que los nombres futuros de las especies cuando se
desee nombrar por su procedencia, no sea portoricensis y sí, puertoricensis.
Con todo el respeto y cariño a los
ornitófilos (como diría mi amigo Héctor) y a los ornitólogos, su amigo, José
Luis Chabert.
[1] ¿Es el San Pedrito Mexicanus o
portoricensis? Revista de la Sociedad Ornitológica de Puerto Rico (SOPI)
1/15/2013. (nota mía: la fecha en español debe comenzar con el día, seguido por
el mes y luego por el año. Por lo tanto la fecha de la revista debió ser
15/1/2013).
[2] Diez de Andino, Juan. 1972. Sobre
la Marcha. Cosas del Idioma. Puertorriqueño versus portorriqueño pág. 86.